Y en el principio... el gen egoísta

Publicado por Seba Martinez , miércoles, 30 de marzo de 2011 2:15

     Hace un tiempo intenté estudiar cómo se fabrican los glóbulos rojos de un libro de Fisiología que usó mi papá hace unos años. La mayoría de las oraciones comenzaban con algo como “se cree que tal vez haya una sustancia que...”, “no se sabe con detalle aún, pero...”, ¡eran todas incertidumbres! Hoy, si se estudia ese mismo proceso, se conocen hasta los detalles más finos, incluso la ubicación y codificación de los genes que intervienen en todos los pasos de ese mismo proceso; sumado a que ahora podemos manipular esos genes a nuestro antojo. Este es un ejemplo del reduccionismo científico como modelo de estudio y su aplicación a la medicina y biología actuales, dentro de este paradigma es que se plantean los dilemas que me quitan el sueño. Es importante descubrir de dónde emergen estos dilemas y cuál es nuestra posición frente a ellos antes de empezar a buscar respuestas a nuestras preguntas.

     Y entonces, ¿qué es el reduccionismo?. Yo lo entiendo como método científico, una forma de investigación y comprensión de distintos procesos a fin de dar la explicación más detallada posible, analizándolos en su nivel más elemental; ¡la biología molecular es una clara expresión de esto! Por ejemplo: a través del proyecto Genoma Humano, distintos laboratorios alrededor del mundo pudieron decodificar el ADN que llevamos como humanos, ¡ya se conoce a fondo la maquinaria genética que programa nuestros cuerpos! Son 100.000 paquetes de código genético, impreso en moléculas de ADN, que programan cada aspecto de nuestra estructura, desde el color de ojos hasta distintas características cerebrales, como así también la susceptibilidad a padecer futuras enfermedades. ¡Si! Se pueden identificar los errores genéticos que yacen detrás de gran cantidad de patologías humanas: como la talasemia, enfermedad de Huntington, diabetes insulino-dependiente, muchísimas formas de cáncer, y la lista es gigante. A través de nuestro ADN también se pueden confirmar parentescos entre personas e incluso hay toda una rama de la ciencia que estudia genética de poblaciones. A través de la fecundación in vitro se puede manipular esta información para elegir el sexo de los hijos, determinar posibilidades que desarrolle tal o cual enfermedad... (con todos los planteos bioéticos que implica) en fin, los alcances son infinitos, ¡el cine se ha encargado de desarrollarlos!.

     Pero ¿cuál es nuestra reacción frente a esta explosión de información acerca de nuestros cuerpos, de las intimidades de nuestra humanidad? ¿Cómo estos avances científicos afectan nuestra visión acerca de nosotros mismos, del lugar que ocupamos en el planeta? ¿Qué significa “ser humano” a la luz de la biología moderna? Richard Dawkins lleva la teoría de la evolución a un nuevo escenario: no somos más que máquinas diseñadas simplemente para sobrevivir, vehículos ciegamente programados para preservar estas moléculas egoístas (es decir, los genes) con el único propósito de hacer más copias de ellos mismos; somos máquinas de propagan ADN, y es la única razón de vivir de cada ser vivo (The Selfish Gene, Dawkins, 1976). Para un reduccionista, nuestros cuerpos son sólo máquinas para sobrevivir y nuestras emociones simplemente manifestaciones de la actividad neuronal en el cerebro. Claro que si uno se pone a analizar, esta corriente presenta serios problemas filosóficos, pero lo cierto es que este reduccionismo biológico es parte de nuestra cultura popular actual; ha penetrado hasta lo más profundo en la forma de pensar de las personas de hoy.
     Entonces, ¿cómo esta perspectiva afecta la forma en que nos vemos como seres humanos? John Wyatt menciona 4 consecuencias de esto que quisiera compartirles:


--->Como sociedad moderna transformada por máquinas de toda clase, tal vez no sea sorprendente que la percepción más común de nuestros cuerpos sea como otra especie de máquina; explicando el funcionamiento del cuerpo humano a través de una analogía con estas máquinas. Entendemos las máquinas, las operamos y también las controlamos. [nota personal ;) -> aquí se presenta una paradoja: todas estos inventos surgen a partir de una necesidad, con un propósito específico; pero esta línea de pensamiento no se detiene a explicar el por qué de nuestra existencia, ¡somos una máquina sin propósito!].

--->Haciendo de nuestro propio funcionamiento humano un objeto de estudio, esperamos controlarnos a nosotros mismos, buscando dominio propio sobre nuestro propio funcionamiento. Tal vez por eso tanto interés en estudiar el cerebro, cómo funciona, piensa y siente; observando nuestra propia función cerebral, aprendemos a conquistarlo.


--->La lotería de la vida: desde el triunfo del Darwinismo como teoría dominante de la biología moderna, zumba a su alrededor la idea de que todos los organismos, incluyendo la especie humana, son producto del azar, de la simple selección natural del más apto (o del genoma que logró sobrevivir). Cualquier premisa que hable de un propósito de diseño, además de la propia replicación, es desestimada; cualquier apariencia de diseño es puramente una ilusión.

--->“La introducción del reduccionismo en nuestra visión del mundo va de la mano con el resurgimiento de un fatalismo pesimista. Nuestro futuro está totalmente determinado por las chances de alineamiento de genes que ocurren en la concepción. Nuestra creencia de que podemos alterar el futuro a través de nuestras decisiones es puramente una ilusión confortante”. John Wyatt (1998).


    Me resultó importante evaluar en qué contexto se plantean los diversos dilemas bioéticos antes de empezar a formular opiniones acerca de los mismos, para encuadrarnos en los paradigmas actuales y ofrecer alternativas cristianas viables y aplicables a cada situación. Claro que esta pequeña introducción no abarca todo lo que implica (sumado a mis problemas para tratar de no extenderme demasiado e irme por las ramas... jeje), pero simplemente quería compartirles estas ganas de conocer lo que otros piensan, más allá de que estemos o no de acuerdo con sus premisas. Tan importante como saber en qué basamos nuestras opiniones es conocer qué cosas descartamos para formularlas, así damos lugar a un pensamiento crítico más amplio.
     En forma personal, creo que el reduccionismo aplicado a la biología y a las ciencias médicas ha permitido avances extraordinarios (son mi motivo de estudio! :D), pero creo que toda esta ciencia aún resulta demasiado joven como para entender los pensamientos de Dios... ¿ustedes qué opinan?.

3 Response to "Y en el principio... el gen egoísta"

Eduardo Says:

Muy bueno, Seba. Creo que la ciencia explica el "como" y en la Escritura encontramos el "para que"

Pablonzord Says:

Buena nota, muy acertada..
Esa que no hoy en día hay 3 explicaciones para todo, "Dios", "Azar" y "No se sabe"
Quizás más adelante aparezcan más ya que cuanto más se conoce cuan complejo es todo menos peso adquiere la respuesta por azar.. ;D

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